Algunas ideas para pensar
por Gilberta Anatonia Caron
La perspectiva de la rana y del insecto de una sola noche
Una rana vive siempre en el mismo pozo. Viene otra rana y le habla de la existencia del océano. La rana del pozo pregunta: ¿Pero qué es? ¿Cuánto más grande es? Y calcula sin cesar sin embargo sigue sin entender la profundidad y el alcance del océano porque por lógica siempre sigue calculando en relación a su pozo.
Todo el mundo piensa en modo relativo y en función de sí mismo. Es algo lógico. Y pensando de una forma relativa y ajustados a una selección de pensamientos individuales también es lógico que sea difícil concebir significados o sentidos más absolutos.
¿Y qué hacemos todos nosotros entonces cuando queremos darle a nuestra propia rana la perspectiva del océano? Se busca abrir la mente e incorporar conocimientos que nos lleven más allá de nuestro “pozo” para ver por encima de la conciencia individual.
Intentar dar este paso es intentar pensar en algo más que en términos de “grandeza relativa”. Intentar abarcar grandeza que se encuentre más allá de nosotros.
Otro ejemplo que también ilustra esta idea es el de los insectos que nacen, viven y mueren en una sola noche: no conocen el sol. Para ellos el sol no existe. Pero sí existe. No deja de existir por el hecho de que ellos desconozcan esa realidad. De igual manera el ser humano se siente incómodo con la incertidumbre de la muerte. En ese punto estamos igual que el insecto de una sola noche con el sol.
Pero si hay algo que es importante a lo largo de todo el proceso de aprendizaje y evolución que llevemos adelante a lo largo de nuestras vidas es ser concientes de que el perfeccionamiento constante de nosotros mismos como “canal” y “espejo” de lo que existe. Uno no puede verse en un espejo lleno de tierra. Hay que limpiar y purificar nuestro interior para poder mirarse y ver lo que realmente uno es y puede dar. / Autora: Gilberta Anatonia Caron
Todos somos chispas de un mismo fuego
A veces el camino verdadero requiere tiempo y paciencia. También requiere esfuerzos de comprensión de uno mismo. Y una búsqueda sincera. Todos somos chispas de un mismo fuego. El alma es nuestra fuente divina o el Dios que llevamos dentro. Y cuando digo Dios me refiero a todos los nombres de Dios, según quién lo nombre de acuerdo a sus creencias y a sus escrituras: hindúes, cristianos, mahometanos, budistas, taoístas, africanos, aborígenes de todas las partes del planeta. Dios, con sus infinitos nombres, es siempre el mismo Dios: la fuerza misteriosa de la vida. No vivimos todos bajo el mismo techo, las mismas ideas y las mismas naciones. Pero en esencia es lo mismo. Todos somos chispas de un mismo fuego. Y todos los dioses son un mismo Dios. ¿Por qué no podemos comprender el alcance de todas estas ideas que nos hermanan? / Autora: Gilberta Anatonia Caron
Vida material y espiritual
Todos deseamos obtener una vida mejor. Pero si no cultivamos nuestra faceta espiritual ni siquiera podríamos disfrutar plenamente de una “mejor vida material”. Lo material sólo se vuelve significativo cuando sirve para acompañar procesos de felicidad y bienestar interior. Lo material solo, no sólo no acompaña este proceso sino que en proporción a lo que crece afuera el ser humano se vacía por dentro.
Tenemos que recibir conocimiento para que nuestras vidas se iluminen y tengan más sentido. Por el simple hecho de poseer un alma no podemos ser felices en una atmósfera solamente material.
Todas las búsquedas son válidas: avance científico y tecnológico, desarrollo económico. Los procesos ideológicos y espirituales son una búsqueda tan necesaria como las demás. Pero la única gran invitación que nos hace la vida es proponernos una y otra vez conocerse y aprender. ¿Parece demasiado sencillo? Lo simple puede ser muchas veces lo más difícil de lograr. Y la mayoría de las veces que somos engañados o estafados por los demás es justamente porque nos conocemos tan poco que no podemos ni predecir ni evaluar las reacciones de los otros. Siempre queremos todo rápido y fácil y veces la obtención de algo verdadero y sustancial lleva su tiempo y esfuerzo. Si algo se obtiene demasiado rápido quizás deberíamos desconfiar. / Autora Gilberta Anatonia Caron
Cuerpo vehicular, espíritu infinito
¿Nunca tuviste la sensación de que tu espíritu se prolonga más allá de tu cuerpo y no termina en tu persona?
Quizás alguna noche, mirando un cielo infinito y plagado de estrellas, sentiste que algo de tu alma se conecta con esa inmensidad en un lenguaje sin palabras pero que, sin embargo, te transmite un claro sentido de no estar solo y de “pertenecer”.
Desde las galaxias más lejanas, hasta las partículas subatómicas. Desde las estrellas que giran en el vacío más remoto, hasta la piedra que reposa al costado del camino: la energía del Universo vive en cada cosa de este mundo hermanando todo lo que existe. ¿Y no sentiste también alguna vez que más allá de tus aprendizajes y tus propios conocimientos, hay un sentido universal y remoto de ciertas cosas que, desde el Cosmos, se prolonga hasta tu mente o se hace entender en tu corazón? ¿Nunca te sentiste un canal receptor de cosas que están más allá de tu propio conocimiento?
¿Quiénes somos? ¿Somos nuestra mente? ¿Nuestra alma? ¿Somos nuestro cuerpo? ¿Somos algo más de lo que podemos percibir o comprender?
Nuestro cuerpo es un preciado vehículo con el que cruzamos la existencia material. Pero su guía y conductor, no es el propio cuerpo sino nuestro “yo interno”, formado de sustancia inmaterial. Mente. Alma. Espíritu. Tenemos un cuerpo y la fuerza viviente que está dentro de él. Conforme vamos creciendo, el cuerpo material va cambiando pero el espíritu siempre se percibe la misma persona. ¿Por qué entonces pensar que con la muerte del cuerpo el espíritu debe morir?
Son muchas las preguntas que cada ser humano se hace a lo largo del camino cuando se permite bajarse de las urgencias cotidianas y detenerse a reflexionar.
¿Y por qué sirve hacerlo? El deseo de conocimiento del mundo y de uno mismo es una antorcha que ilumina el vacío y alumbra la existencia. La luz que encendemos para ver en donde estamos y hacia donde queremos ir. / Autora: Gilberta Anatonia Caron
No subestimes el poder de lo que te puedas enseñar
En la vida de todo ser humano hay un aprendizaje tan importante y sencillo como esto: si lográs estar a solas con vos mismo –y sentirte cómodo- posiblemente logres llevarte mucho mejor con los demás. Y esto no tiene que ver con el “ego” ni con el egoísmo. Ni mucho menos con volverse un ermitaño. Se relaciona con esta simple idea: cuánto más encuentres dentro tuyo, más grande será lo que tengas para compartir con los otros.
Por eso es que siempre me repito esta frase: Nunca subestimes el poder de lo que podés enseñarte a vos mismo y de ser tu propio maestro. Los que incorporan sólo información externa, viven sólo de acuerdo a normas y principios ajenos. Los que se conforman sólo con información interna viven alienados y apartados del sentido común. Hay un camino intermedio que se vuelve más inteligente y sensato: aprender al mismo tiempo de tu persona y de lo que te rodea. / Autora: Gilberta Anatonia Caron
Autora del los textos: Gilberta Anatonia Caron
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